Porco Rosso

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jueves, 25 de agosto de 2016

EXORCISMO EN EL VATICANO de Mark Neveldine - 2015 - ("The Vatican Tapes")


Después de hacerse un corte en un dedo, la joven Angela Holmes empieza a comportarse de forma irracional y agresiva con su familia y sus amigos: tanto que se vuelve peligrosa e incontrolable. Sus seres queridos, desesperados, acuden a la Iglesia y un grupo de sacerdotes determinan que ha sido poseída. El Vaticano autoriza un exorcismo para tratar de salvarla... Sin embargo, la fuerza que la ha tomado es más poderosa de lo que pensaban...


Otra de exorcismos. Otra que mezcla la ficción con los metrajes encontrados que aluden a una realidad oscura y oculta. Otra sarta interminable de clichés. "Exorcismo en el Vaticano", enésima película de niñata poseída y cura sin salsa que imita cutremente a "El exorcista", se estrenó el año pasado con más pena que gloria y es cero recomendable, ni siquiera para una tarde de domingo de resaca o para una noche de sábado de botellón casero con amigos con ganas de echarse unas risas. Todos los tópicos vistos miles de millones de veces están aquí comprimidos: la historia de joven problemática con familia chunga, la historia de sacerdote de tres al cuarto con tormento vital barato, los sustos calcados de toda la vida en el peor de los sentidos, la lucha típica y maniquea del bien contra el mal, el efectismo videoclipero penco y abusivo de siempre, la atmósfera de terror de baratillo, el desenlace repetido y repetido y repetido que todos ya nos esperamos y la escena de exorcismo que tienen tooooooooooodas las películas del género vuelta a copiar de mala manera. Le añadimos a todo esto que los diálogos apestan, que los personajes son pegatinas, que el retrato del Vaticano es pueril, que los efectos especiales son maletes y que no hay ni un solo susto, pero es que ni uno solo, que sea medianamente digno... Pues bueno, se imaginan lo que se van a encontrar. Hoy toca una de esas críticas ultracortas: "Exorcismo en el Vaticano", de Mark Neveldine (autor de "cosas" como la segunda parte de "El Motorista Fantasma") es otra película lamentable de "exorcismos sin exorcismos". Terror de al kilo para llenar salas y ser olvidado al rato o para caer en manos de incautos sin excusa y algo masoquistas (como yo) que se suelen tragar a veces cosas muy cutres por ver si el género de marras se ha revitalizado un poquito. En este caso, va a ser que no.


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